Como respuesta a la creciente demanda de producción hortícola en la sexta región, producto de la expansión de núcleos urbanos, es que el Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura -CEAF- en conjunto a la Universidad de O’Higgins desarrollaron un proyecto que busca crear nuevos portainjertos de cucurbitáceas que hagan posible una mayor y más sustentable producción de cultivos, como la sandía, en el actual escenario de crisis climática.
Este programa comenzó en 2019, cuando se comenzó a multiplicar semillas de distintas locaciones geográficas del banco de germoplasma de calabaza (Lagenaria Siceraria). A semillas de distintas regiones del país, se sumaron otras originarias de Brasil, Sudáfrica y distintos países de Asia.
Este año, se profundizaron los estudios sobre la capacidad de adaptación al déficit hídrico de las plantas de sandía injertadas sobre distintos portainjertos de Lagenaria.
“Como resultado de estos estudios, esperamos caracterizar con detalle el efecto de los distintos portainjertos en el rendimiento y calidad de la producción de sandía enfrentada a escenarios de escasez de agua. Esta información se hace muy relevante de cara a la crisis hídrica que paulatinamente se está dejando sentir en la zona productora de sandías. Identificar portainjertos que toleren menor disponibilidad de agua y, aun así mantener el rendimiento y calidad de la sandía, podrá ayudar a establecer plantaciones más eficientes en el uso del agua, siendo más sustentables”, explica Ariel Salvatierra, investigador del área de Genómica de CEAF.
Actualmente, el programa de mejoramiento genético de portainjertos para cucurbitáceas está enfocado en evaluar a las distintas Lagenarias del banco de germoplasma en sus capacidades de adaptación a la restricción hídrica, de transferencia de dicha adaptación al injerto de sandía y su efecto en la producción. Se identificarán las más tolerantes y se usarán para generar nuevos portainjertos en espera de otras iniciativas que incluirán tecnologías nucleares para aumentar la variabilidad genética de nuestro banco de germoplasma y su fenotipificación, es decir, cómo se comportan ante diferentes condiciones ambientales. Al mismo tiempo, se analizará su tolerancia a otras condiciones ambientales adversas y la resistencia a enfermedades.